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"La novilla" 
  La novilla
Adelino González

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Parámetros de la convocatoria

La Novilla, en San Sebastián

La puerca de Juan Bobo tiene su rival en la novilla endilgada que protagoniza este festival. Esta celebración viste de humor a este hermoso pueblo de la montaña. Visualizamos esta pieza como un homenaje a la imaginación popular y a una herencia rica de donde se alimenta una cultura que celebra y goza con la certeza de que, al así hacerlo, se reafirma.

Descripción del ámbito
En ocasiones, los pueblos de la Isla son recordados por sus eventos especiales más que por las particularidades del lugar. Para este ámbito se sugiere retomar eventos de los siguientes pueblos y conmemorarlos en intervenciones de arte que celebren al lugar. Deben ser piezas accesibles al público con la capacidad de sublimar artísticamente el humor inherente a muchas de estas festividades, con el respeto y seriedad que merecen. Para cada localización el artista debe estudiar la fiesta y sus rituales, de donde deben surgir las claves para el concepto de la obra y su emplazamiento.
Aforismo

Escultura – aluminio
8 x 2 ½ x 11 pies
Ubicación San Sebastián.

El festival de la novilla es una de las tradiciones urbanas más singulares de la Isla.  En la misma se adorna una novilla con lazos, cintas y flores de distintos colores la cual se pasea por el pueblo junto a otras figuras representativas del folclore local.  El público se va uniendo a la procesión que culmina en una gran fiesta pública.

Esta actividad recupera una tradición olvidada que se celebraba el primer día de las Fiestas Patronales en honor al Santo Patrón San Sebastián MIR, cuya festividad cubre los días del diez al veinte de enero. Este festival comienza  a partir del 1976 cuando un grupo de mujeres profesionales y de negocios con el fin de brindarle servicios a la comunidad fundaron el  Club Altrusa.  El mismo fue constituido para recaudar fondos para llevar a cabo proyectos de ayuda social para mujeres que desean continuar sus estudios vocacionales.

Es una actividad de pueblo, esperada no sólo por los pepinianos, sino por los miles de visitantes de toda la isla que vienen a presenciar el espectáculo  de gran colorido y alegría.  

La novilla de Adelino González retoma los signos del festival y los estiliza en el esbelto cuerpo metálico que representa a la joven protagonista del festival.   La ubicación reorienta la obra hacia la carretera que sirve de acceso al pueblo, magnificando la escala para reconocer a los automovilistas convertidos aquí en sujetos del arte.  Aunque la escultura incorpora de forma permanente la iconografía ornamental de flores y cintas  también permite que el pueblo añada nuevos motivos de forma temporera cada año.

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